Mi barrio

Como muchos de Toledo tiene nombre de una santa. Santa Teresa concretamente. Ni idea de quien era (tampoco es que me interese lo más mínimo aunque seguro sea por por Teresa de Cepeda y Ahumada que creo que pasó por la ciudad dónde nací y vivo). Es un barrio que tiene unos 15 años en su extensión actual aunque tiene inmuebles de más de 30 años. Tiene unos 2.500 habitantes.

Puede decirse que es el barrio toledano de ocio por excelencia. Todos los edificios cuentan con locales comerciales en sus bajos, destacando entre ellos unos 50 bares (cervecerías, pubs...). Sí habeis leído bien. Es una de las zonas con más concentración de este tipo de establecimientos de toda España, citándose en varios informes del Defensor del Pueblo esta situación. La situación es más peculiar en la llamada plaza de Cuba (los nombres de las calles son de países de centro y sudamérica principalmente) y los tramos de calle que dan acceso a ésta, donde se puede uno encontrar con más de 20 cervecerías y pubs. Esto podía ser normal si no fuera porque muchos de ellos se han convertido en mini discotecas de facto por la instalación de potentes cadenas musicales. No vivo en esa parte del barrio pero si lo bastante cerca como para comprender perfectamente las reivindicaciones de la asociación vecinal que se creó casi exclusivamente para luchar contra los ruidos existentes. El Ayuntamiento toledano por fin comprendió hace unos pocos años que la situación era insostenible y decidió reducir los horarios de apertura. Esta no es una solución adecuada ni para los clientes ni para los propietarios que han hecho una inversión. Es preferible controlar y hacer cumplir las ordenanzas municipales sobre ruido y expedientar y multar a los locales que la incumplan. Lo que no se debería es haber llegado en ningún caso a conceder tan absurdo número de licencias en tan escasos metros cuadrados. Es obvio porque se llegó a esta situación. La corporación municipal popular prefirió el lucro que generan tales licencias antes que los intereses vecinales.

Por lo expresado ateriormente el barrio se convierte por las noches, especialmente de los fines de semana, en una zona de público joven (es la zona de copas por excelencia de la ciudad si excluimos el casco histórico con locales mucho más desperdigados), en contraste con una media poblacional bastante madura. Pero últimamente se ha convertido también mi barrio en una zona dónde acuden mayoritariamente los adolescentes toledanos de las zonas aledañas. ¿Motivos? Todo suposiciones porque no me encuentro en esa franja de edad pero seguramente la presencia de un badulaque, cybercafé, y zonas muy óptimas para hacer botellón. Presencia que me imagino decrecerá a medida que avance el curso y el frío vaya llegando.

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