Llegan a España los relojes inteligentes de India

India parece haberse convertido en El Dorado de los fabricantes de tecnología. Al fin y al cabo, después de China, es el mercado más prometedor del mundo, con 1.200 millones de habitantes que van ganando poder adquisitivo y ganas de sumergirse en el mundo globalizado. Pero el interés resulta bidireccional, y las empresas indias también han comenzado a pensar en cruzar sus fronteras. Así, mañana lunes Intex se convertirá en la primera que planta una pica en España. Y, aunque es conocida sobre todo por sus teléfonos móviles, pues tiene previsto vender 40 millones este año, se estrenará de una forma poco común: con el lanzamiento de su reloj inteligente iRist.

Se trata de un curioso aparato que llama la atención por diferentes motivos. El primero, sin duda, es su capacidad de operar de forma independiente, sin necesidad de supeditarlo a un teléfono móvil. De ahí que muchos lo conozcan como watchphone (telefonorreloj). Eso permite, por ejemplo, introducir una tarjeta SIM en la ranura del lateral izquierdo y conectarse a Internet a través de redes 2G y 3G, enviar SMS y mensajes a través de aplicaciones como WhatsApp, y realizar llamadas desde el smartwatch. Claro que esa última función confiere al usuario cierto aire a espía de películas de antaño, algo que se debate entre lo cómico y lo ridículo.

Permite realizar llamadas desde el smartwatch, una función que confiere al usuario cierto aire a espía de películas de antaño

No obstante, esa independencia la agradecen quienes disfrutan haciendo ejercicio a la vez que escuchan música: el reloj viene equipado con podómetro y GPS para calcular el rendimiento físico, y con unos auriculares Bluetooth y una aplicación para reproducir canciones. Así, no es necesario cargar con el móvil en la calle y se pueden seguir recibiendo llamadas y mensajes. Además, como iRist utiliza Android 4.4.2 Kit Kat y no Android Wear, también se pueden descargar aplicaciones de terceros a través de Google Play, que ha funcionado correctamente en la prueba realizada por EL PAÍS.

Sorprende también la cámara de cinco megapíxeles que incorpora el reloj en su corona. No resulta fácil acostumbrarse a apuntar con ella, pero toma fotografías decentes —incluso reconoce los rostros— y graba vídeo en calidad 720p. También permite hacer fotos mientras se graba. Además, Intex ha conseguido integrar en el iRist una batería de 600 mAh, la mayor del mercado, de forma que el reloj se puede utilizar durante un día completo sin problema. La marca asegura que aguanta 40 minutos de llamadas y 200 horas en reposo. Sin duda, es algo que le proporciona cierta ventaja sobre sus principales competidores, sobre todo el Samsung Gear S, que dispone de características similares y la mitad de batería. La carga se completa en unas tres horas.

El dispositivo incorpora un chip Mediatek de dos núcleos a 1,2 Ghz, cuenta con 512 MB de memoria RAM, y 4 GB de memoria interna que se pueden ampliar a través de una tarjeta MicroSD, aunque la instalación no es sencilla, porque requiere abrir la caja y retirar la batería. La pantalla es de 1,56 pulgadas (240 por 240 píxeles), y, aunque la calidad de las imágenes es aceptable, resulta excesivamente pequeña para escribir o ver vídeos. Tampoco se le puede exigir mucho más a un reloj que, lógicamente, también se puede sincronizar con el smartphone para recibir notificaciones como en cualquier otro dispositivo de este tipo, aunque solo es compatible con aquellos que utilicen el sistema operativo Android.

En cuanto al diseño, lo único que molesta es su grosor excesivo, de 14 milímetros. Los materiales utilizados tampoco son de la mejor calidad. Pero, en general, sin resultar especialmente atractivo, el aspecto deportivo del terminal, que viene en varios colores, no molesta. Y, teniendo en cuenta que saldrá a la venta en España por 199 euros, la relación calidad-precio parece muy apropiada para una nueva marca que necesita darse a conocer. Además, aparentemente la marca india no va a escatimar recursos para lograrlo, ya que ha preparado una campaña de 150.000 euros para lanzarse en nuestro mercado.

Llama la atención que opere sin necesidad de supeditarlo a un teléfono móvil, de ahí que muchos lo conozcan como watchphone (telefonorreloj)

“El iRist lo comenzaremos a vender en Media Markt desde el día 16 y estamos en conversaciones con diferencias operadoras para comercializarlo por otras vías”, avanza Antonio Urrea, responsable de Intex para los mercados de Europa y Latinoamérica. Cruzarán el océano Atlántico más adelante, y México será el país elegido para su estreno americano. “Luego iremos bajando por el continente, que es el mercado en el que más expectativas tenemos puestas porque comparte muchas características con el sur de Asia”, explica.

El desembarco de los móviles de Intex llegará el año que viene, y su objetivo es ambicioso: vender un millón de terminales en los nuevos mercados entre enero de 2016 y junio de 2017. La marca tendrá que refinar su catálogo, porque actualmente cuenta con un exceso de modelos que, además, se renuevan cada cuatro meses. “Tenemos claro que nuestra estrategia no va a ser la de competir por precios, y que no queremos seguir el modelo de algunas marcas chinas que dejan a los consumidores a su suerte. Así que hemos cerrado un acuerdo con A-novo para ofrecer un servicio técnico de la misma calidad que el de otras multinacionales, y nos aliaremos con diferentes operadoras de tecnología para competir con las mejores marcas”.

Intex tiene ya el músculo financiero que requiere su internacionalización, ya que el año pasado ingresó casi 13.500 millones de euros. Y el hecho de ser la primera le dará ventaja sobre sus competidores, entre los que destacan Micromax, con la que se pelea por la medalla de oro de ventas en India, y Karbonn. Eso sí, todavía ninguna de ellas ha alcanzado el nivel de innovación de sus homólogas chinas, como Xiaomi o Meizu, y sorprende que muchos de sus aparatos, incluido el iRist, están fabricados en China.

“Hasta ahora el 60% de la producción de Intex ha estado localizada en China”, reconoce Urrea, que antes trabajó durante ocho años en ese país, “pero el plan es relocalizar el 100% de la fabricación a India el año que viene”. Allí se están construyendo las infraestructuras necesarias dentro del ambicioso plan nacional Make in India (“hazlo en India”) y, según explica el directivo, “es más fácil desenvolverse porque, aunque el país es un desastre, la gente está más occidentalizada y tiene una idea más clara de lo que es la calidad”. La revolución de las marcas indias ha comenzado.
fuente: Zigor Aldama (El País)

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